En el corazón de la ciudad amurallada de Campeche, Casa Zotz no se impone: se insinúa. Esta restauración no buscó transformar, sino acompañar los trazos del tiempo, dialogando con lo que la casa ya sabía. Usamos lo que la tierra ofrece, lo que el oficio transmite, y lo que el presente pide: energía limpia, materiales nobles, respeto por la forma y por la pausa. Así, cada espacio recobra sentido: habitaciones que invitan a la pausa, una alberca donde la luz encuentra reposo, rincones que escuchan en silencio y espacios abiertos donde la conversación se alarga sin prisa